CSA solicitó una reorganización ante el Tribunal Municipal de Praga



La checa Czech Airlines (CSA) presentó una solicitud de reorganización según la Ley de Insolvencia en el Tribunal Municipal de Praga, debido a la finalización de la moratoria extraordinaria y después de agotar todas las posibles vías para resolver la desafiante situación financiera causada por la crisis global de la aviación derivada de la pandemia. El objetivo es salvar la empresa y optar por la mejor solución para los acreedores. Antes del COVID-19 era una empresa rentable. Como consecuencia de la pandemia y las restricciones de viaje extraordinarias implementadas por los gobiernos a nivel mundial, su capacidad económica se vio desbancada.

A pesar de las recomendaciones de la Comisión Europea y de la IATA (International Air Transport Association), no recibió ningún apoyo financiero del Gobierno, en contraposición a sus competidores directos, que sí obtuvieron soporte estatal, de conformidad con la recomendación de la Comisión Europea y, por lo tanto, la aerolínea se enfrentó a una competencia desigual y desleal. El Estado se negó a participar en el rescate de CSA, que es la quinta aerolínea más antigua del mundo, a pesar que los accionistas declararon estar dispuestos a recibir dicho apoyo financieros.

Desde el 28 de agosto de 2020, Czech Airlines y su empresa matriz, Smartwings, han estado solicitando al Gobierno checo que implemente el programa de compensación COVID-Transporte Aéreo, al igual que otros como COVID-Bus, COVID-Alojamiento o COVID-Turismo. Ambas tuvieron que cancelar 7.198 vuelos durante el estado de emergencia, en el periodo comprendido entre el 14 de marzo y el 24 de mayo de 2020, fechas en las que CSA fue obligada a suspender sus operaciones. La justificación a la falta de apoyo financiero se basa en que no es posible diseñar una compensación para una sola empresa, dato que carece de lógica y que está en contradicción con el apoyo brindado a las aerolíneas en otros países.

La empresa matriz Smartwings está abordando la situación actual bajo el régimen de moratoria regular con el apoyo de sus acreedores. El funcionamiento de ambas empresas continúa ininterrumpidamente y CSA y Smartwings siguen operando sus vuelos programados y ambas reanudarán las operaciones de otras rutas sujetas a la situación epidemiológica, y restricciones de viaje impuestas por los países. Ambas planean abordar la situación dentro de una preocupación común que conducirá a su rescate, vía más favorable para sus acreedores. La propuesta de reorganización es la última opción para salvar la empresa, a menos que el Gobierno de la República Checa reconsidere su enfoque.

La industria de las aerolíneas es una de las más afectadas por la pandemia. Debido a la crisis del coronavirus, CSA y Smartwings tuvieron que dar de baja más de 600 contratos de trabajo e implementaron varias medidas de restructuración. La estrategia de la empresa se basaba en la expansión de destinos y red de rutas, incluyendo operaciones de largas distancias. Como consecuencia del estado de emergencia declarado y de las medidas extraordinarias implementadas debido a la propagación del coronavirus, ha sufrido una pérdida de 60 millones de euros y una caída sin precedentes en los ingresos de la compañía de alrededor del 20 por ciento respecto al año anterior.

Fotografía: Airbus A319 de CSA (foto Antonio Camarasa).

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