ITP será controlada por un fondo de inversión extranjero



La calificación de empresa estratégica por el Gobierno español de ITP Aero ha marcado un proceso de venta en el que se han hecho auténticos juegos malabares para casar los intereses económicos del vendedor, que la adquirió en su día libre de esta definición, del comprador y las estrategias del Gobierno español y el Vasco en un complicado ejercicio. El 27 de septiembre, el último día del plazo previsto por el propietario, Rolls-Royce, se anunciaba el acuerdo para la venta de la totalidad a un fondo de inversión estadounidense, con una presencia mínima de compañías españolas. El pasado lustro han sido realmente movido para ITP Aero, una compañía que nacía en 1989 con el apoyo de Rolls-Royce y la firma de ingeniería española Sener, con el objetivo de participar en el desarrollo del motor EJ200 que equiparía al cazabombardero “Eurofighter”, una empresa por tanto que nacía con un elevado componente estratégico, dado que el avión europeo se convertiría en la punta de lanza del Ejército del Aire español.

ITP crecería desde entonces en el sector militar y civil hasta convertirse en el líder absolito de la industria de propulsores aeronáuticos en España y con una importante presencia internacional. Su apuesta por la innovación y ese componente estratégico la embarcarían en consorcios como EPI (Europrop International), Eurojet y MTRI, participando en el desarrollo, fabricación y sostenimiento de motores como los TP400, EJ200 y MTR390E empleados por el A400M, el “Eurofighter” y el helicóptero “Tigre”, respectivamente, además del CT7-8F5 de GE Aviation con que cuentan los NH90 españoles. Fue elegida por el Ministerio de Defensa español como líder nacional del motor del programa NGWS/FCAS (Next Generation Weapon System / Future Combat Air System), coordinando a la industria y, centros tecnológicos. En España es el principal proveedor de sostenimiento de los motores aeronáuticos en servicio en las Fuerzas Armadas y cuerpos de seguridad del Estado, con un interesante mercado civil también.

En 2016, coincidiendo con el salón británico de Farnborough, se anunciaba el acuerdo entre Sener y Rolls-Royce para la venta, por 720 millones de euros, del 53 por ciento del accionariado de la primera en ITP, con lo que el gripo privado británico se convertía en propietario único. Sener se centraba en la ingeniería civil e industrial y reducía su deuda, posicionándose ventajosamente para impulsar programas de I+D. Esta operación recibiría el visto bueno de las administraciones españolas en 2017, pese a tratarse de una empresa considerada estratégica, plasmándose en la pérdida de control nacional de una sociedad líder en el diseño y producción de sistemas de motores aeronáuticos, ante el estupor del sector y el silencio del Gobierno. Pero el año pasado Rolls-Royce manifestó su intención de deshacerse de ITP Aero por las graves pérdidas provocadas por fallos técnico en sus motores civiles, especialmente en parte de los Boeing 787, inmensamente complicado por el parón aeronáutico global derivado de la pandemia.

Los resultados de Rolls-Royce en 2020 fueron nefastos, con pérdidas de 4.660 millones de euros, 1.000 millones más de los previstos. Antes, en 2019, no fructificó el movimiento por parte de Indra –pese a la posición de altos directivos de la firma española-, impulsado por el Gobierno español, de entrar en el accionariado de ITP Aero adquiriendo una participación de control de ésta a Rolls-Royce. En palabras de su anterior presidente, Fernando Abril-Martorell, sería “transformacional para Indra” y la dotaría de mayor escala en el ámbito aeroespacial y de defensa. Ese mismo año el Gobierno español designó a Indra como coordinador nacional en el FCAS, cuyo peso se habría incrementado al integrar a ITP Aero. La salida de Abril Martorell de la empresa fue vinculada a su resistencia a la compra de ITP Aereo.

En cualquier caso el Gobierno requirió a Rolls-Royce que la venta incluyera la entrada de un socio industrial español, queriendo evitar que la compañía fuera controlada por un fondo inversor con intereses solo financieros, como finalmente prácticamente  ha sucedido. El secretario de Estado de Industria, Raúl Blanco, y la de Defensa ,Esperanza Casteleiro, se manifestaron públicamente en este sentido, defendiendo la necesidad de que la titularidad de la compañía fuera española. Blanco afirmó que, por su participación en proyectos de Defensa y aviación militar, ITP Aero tiene un carácter de seguridad nacional y es estratégica para el país, por lo que recordó que el proceso de venta estaba siendo seguido con la máxima prioridad. Las opciones industriales requeridas por el Gobierno de España y por el autonómico vasco pasaban por la incorporación de un socio nacional.

Sener manifestó un interés derivado de su nueva dirección y de su renovada apuesta por el sector de Defensa, pero el pasado mes de agosto confirmó públicamente que no entraba en la operación, desmintiendo informaciones que lo relacionaban con la propuesta de Bain. Aciturri también se postuló, de la mano del grupo inversor Cinven, propuesta que fue desestimada por Rolls-Royce. Lo mismo sucedió con Aernnova y su accionista principal Towerbrook y otros fondos de inversión como KKR o Platinum. Finalmente Bain Capital tendrá el 70 por ciento del accionariado, JB Capital Markets (grupo financiero fundado en 2008 por Javier Botín) el 10 y SAPA un 5, siendo el único actor verdaderamente industrial y español del grupo, auqnue su peso específico sea pequeño y esté agotada financiera por los retrasos en el programa VCR Dragón 8x8 y la cancelación de un importante programa de un blindado del US Army. Pocos expertos creen que suponga un aporte financiero propio, del que carece.

Bain Capital ha informado que hasta finales de junio del año próximo podrían sumarse más socios industriales españoles hasta sumar el 30 por ciento del accionariado. En este porcentaje podrían entrar las administraciones públicas española, a través de la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI), y el fondo de inversiones estratégicas del Gobierno Vasco, Finkatuz. En repetidas ocasiones se planteó que si no se conseguía la entrada de un socio industrial nacional en la operación, se plantearía la entrada de las administraciones. Se ha sugerido igualmente la inversión de reconocidos empresarios vascos, pero a título particular, caso de José Antonio Jainaga (Sidenor) o Francisco Riberas (Gestamp). ITP Aero tiene sede en Zamudio. Rolls-Royce ingresará 1 1.625 millones de euros, tras endosarle a ITP Aero una de sus filiales británicas. Esta ingresó 735 millones de euros el añó pasado y tuvo un resultado de explotación antes de impuestos de 40 millones de euros.

Fotografía: Rolls-Royce vendió la española ITP Aero.

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