Iberia no necesita a Air Europa



Muy lejanos quedaron los tiempos en que la adquisición de Air Europa por Iberia era estratégica, pues impedía que Air France se adueñara de la compañía de la extravagante familia Hidalgo, en un momento que Delta acordaba tomar el control de Latam Airlines y que con esos dos movimientos la alianza SkyTeam hubiera pasado a ser líder en el Atlántico. Los Hidalgo buscaban un comprador para su aerolínea, mientras se preparaba a enajenar bastantes de sus activos empresariales, en un contexto económico complicado y endeudado y de sempiternas pugnas entre hermanos, hijos y sobrinos, propia de ese tipo de empresarios que salieron de la nada. Los 1.000 millones de euros que se pactaron no eran importantes en ese momento.

Pero llegó la pandemia y todo ha cambiado. A casi todas las compañías aéreas les sobran aviones, trabajadores, ‘slots’ y recursos. Iberia, que está haciendo muy bien sus deberes en esta dramática situación, acordó un crédito del ICO por si lo necesitaba y su propietario, IAG, ha realizado una brillante ampliación de capital sin recurrir a salvamentos como en otros países europeos. Se beneficia de una meritoria arquitectura de financiación de flota, ha reestructurado su cúpula, inminentemente reducirá el número de sus directivos e inmediatamente afrontará un drástico recorte de plantilla, mientras retiró 17 aviones de largo alcance y no está renovando contratos de alquiler de aeronaves. Pero está al 35 por ciento de la oferta de asientos prevista.

A Air Europa le sobran aviones (casi todos están en alquiler, con pagos mensuales que se acercan a los 20 millones de euros mensuales), personal, recursos y rutas y su endeudamiento es preocupante, incluyendo con las administraciones públicas (lo cual, junto con su historial en los tribunales, impide que con las regulaciones en la mano reciba ayudas públicas), hasta el punto que los bancos no le otorgarían ni un crédito ICO, aunque fuera con el 100 por ciento de garantía del Estado. No se le puede considerar ni mucho menos como estratégica, pues hay otros vectores que cubrirían su actividad sin problemas si desaparece. Y si lo que se quiere ayudar es a sus trabajadores, no a la familia Hidalgo (que es lo que están demostrando y parece satisfacer al ministro Ábalos y otros), existen otras vías, mientras empresas realmente estratégicas, especialmente industriales, necesitan ese dinero.

Si desaparece Air Europa, que hoy no vale ni un euro y sería muy preocupante que alguien pagara algo a sus dueños por ella, los pasajeros van a seguir volando, pues para eso están Iberia, Ryanair, Norwegian, Binter, Swiftair, Air Nostrum, Evelop y otras muchas, algunas de estas competidoras de la aerolínea de los Hidalgo, que si recibe una ayuda arbitraria pueden estar abocadas a desaparecer. Las ayudas públicas a Air France impiden que las emplee para invertir en otra aerolínea fuera de sus fronteras; y estatalizarla no tiene ningún sentido y sólo supone tirar el dinero, además que los gobiernos españoles nunca supieron gestionar bien una aerolínea. Sanear Air Europa, con su situación jurídica y mercantil y en el actual marco regulatorio y mercado es despilfarrar el dinero público, además de un desmadre que habría que desmadejar de avales y garantías cruzadas entre las empresas de Globalia, a la que pertenece y que tiene un difícil futuro. Si la sanean (al día siguiente dejaría de estarlo) e Iberia quiere seguir comprándola, será por otros motivos, que habrá que explicar, pues hay dinero de todos los españoles en juego.

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