Avances en la futura segunda pista del Aeropuerto de Antioquía



La sociedad argentina Aerocivil está desarrollando diversos estudios que tienen, como eje, la ampliación del aeropuerto José María Córdova, de Rionegro, Antioquia. La idea es ampliar la pista en unos 500 metros y la construcción potencial, de una segunda pista.

Asimismo, estas tareas están estipuladas en un Plan Maestro que determinaban, además, que los trabajos deberían comenzar entre 2016 y 2021. Los análisis estarán listos para fines de 2019.  El aeropuerto estará listo para 2036 en su total esplendor, cuanto conste de una segunda pista paralela de 3.500 metros de largo.

TMA BAIRES

Por otro lado, la Empresa Argentina de Navegación Aérea (EANA), dependiente del Ministerio de Transporte, inició el proceso de rediseño del Área Terminal Baires. Este amplio sector de espacio aéreo, conocido usualmente como TMA BAIRES, será transformado según los conceptos más modernos en la materia, acompañando la evolución que experimenta el tránsito aéreo del país.

Los puntos centrales son la seguridad operacional, y un considerable aumento de la capacidad y la eficiencia con sustentabilidad ambiental. Asimismo, a través de una licitación internacional, EANA adjudicó los trabajos a un consorcio multinacional liderado por la española Indra y su empresa de consultoría ALG y formado por las empresas Tetratech (USA), DFS Aviation Services (Alemania) e IDS (Italia). Cada uno de los subcontratistas es líder de mercado y con amplia experiencia en el desarrollo de Espacios Aéreos complejos. El TMA BAIRES tiene en su jurisdicción a los aeropuertos controlados de Aeroparque, El Palomar, Ezeiza, Morón y San Fernando, que junto con los Aeródromos no controlados atienden alrededor del 50% del movimiento de aeronaves del país. Uno de los problemas del área es la cercanía geográfica de los aeródromos de mayor densidad que hace que actualmente algunos procedimientos instrumentales sean dependientes entre sí, generándose una mayor complejidad al sector.

El rediseño de la nueva Área, que estará lista en tres años (4 etapas) e insumirá una inversión de U$S 4 millones, busca satisfacer la creciente demanda en forma segura y ordenada, mediante premisas tales como: reducción del tiempo de comunicaciones piloto-controlador, disminución de las tareas secundarias de los controladores; trayectorias de vuelo más consistentes, transiciones continuas y aproximaciones estabilizadas; incremento de la conciencia situacional en vuelo, equidad para los diferentes usuarios del espacio aéreo, mayor disponibilidad de trayectorias, lo que dará mayores herramientas al control para disminuir convergencias en los puntos de cruce; reducción del espaciado de rutas y la separación de aeronaves; reducción del tiempo de vuelo y, en consecuencia de las emisiones y el consumo combustible y un menor número de vuelos desviados y cancelados entre otros beneficios.

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