Esta empresa obtuvo la concesión de Caudé por concurso y desarrollará el 70 por ciento de su negocio en el ámbito del estacionamiento de aeronaves, el 20 en mantenimiento y el 10 en reciclado, empezando las operaciones con 9 empleados, pero está previsto que, en cuatro años, la plantilla supere el centenar de personas. La empresa afirma que varios clientes se han interesado en utilizar sus servicios en ese aeropuerto. A pleno rendimiento, el complejo turolense, el más grande de Europa en cuanto a conservación de aviones, tendrá una capacidad que multiplicará por diez la de la actual sede de Tarmac en Tarbes (Francia). La empresa resalta la conveniencia de que el aeropuerto tenga carácter internacional, pues ahora solo puede recibir aviones de países firmantes del Tratado de Shengen.
El cambio de catalogación, en trámite actualmente, podría incrementar la actividad de Caudé, al captar clientes de todo el mundo. De momento, las labores de estacionamiento y mantenimiento de aviones solo se pueden acometer en una plataforma pavimentada de 3,5 hectáreas, situada ante el hangar principal, con capacidad para entre 4 y 6 aeronaves, en función de su tamaño. Es un espacio suficiente hasta que esté disponible la campa contigua, cuya primera fase -en proceso de pavimentación actualmente- estará operativa a finales de 2013 o principios de 2014. Tendrá capacidad para 70 u 80 aparatos, que se elevarán a 250 cuando la totalidad del aparcamiento, de 140 hectáreas, esté impermeabilizado.