El presidente argentino, Alberto Fernández, quiere su avión presidencial

Uno de los interiores del nuevo avión.
Pese a la crítica situación económica del país y a todos los puntos en contra, el presidente de la República Argentina, Alberto Fernández, quiere su aeronave presidencial y parece que al fin la tendrá. La propuesta de cambiar el avión presidencial no es de hoy, se analizaron opciones durante la administración anterior de Boeing 737, las cuales no se concretaron por la reacción pública adversa en un país con múltiples problemas.

 

En un llamado a licitación, al cual solo se presentó una firma, se busca un reactor problemático con propulsores que ya han traído numerosos inconvenientes a la operatoria de la máquina. La aeronave en cuestión pertenece a la compañía C&L Aviation Group, tiene configuración VIP, pese a su pasado eminentemente comercial. Con el jet presidencial Tango 01, otro Boeing 757-200, en una desolada sección de la plataforma de una base castrense, se ha licitado la compra de un nuevo avión para los traslados del primer mandatario.

La aeronave disponible que quiere Fernández.

La aeronave disponible que quiere Fernandez.

El pliego de licitación fue presentado en abril de este año y solo se presentaron tres oferentes y solo uno cumplió con los requisitos, el de C&L de Aviation Group. Según los informes de la presidencia, “la aeronave en oferta analizada por la OACI, supera las especificaciones en materia de equipamiento. Por lo que ha informado este organismo internacional, la maquina en cuestión, fue modificada a configuración VIP en 2004 y tuvo una remodelación en 2012”.

Tiene mejoras sustanciales en el consumo de combustible, nuevas instalaciones como microondas, freezer, hornos eléctricos, un sistema de evacuación de baños eficiente y un sistema de iluminación y de humidificación de cabina más moderno, por el que se pagarían 25 millones de dólares, donde tres millones se descontaran por la entrega del Tango 01 y el resto se financiará en parte, con un préstamo de la CAF-Banco de Desarrollo de América Latina. Recordemos, que este avión, que sería entregado como parte de pago,  fue adquirido durante la presidencia de Carlos Menem, en la década de los noventa, a un costo de 66 millones de dólares.

El mandatario había observado el bimotor del presidente mexicano Salinas de Gortari y rápidamente pidió uno igual. Por años, el jet en cuestión, fue utilizado sin observar los boletines mandatorios y con pésimos servicios de mantenimiento, lo que provoco varios problemas en su operatoria, languideciendo desde años más de un lustro en una base militar cercana a Buenos Aires. Se lo intento vender en varias oportunidades, pero fue difícil ya que era muy simple para un VIP real y no era operativo para uso comercial, puesto que las modificaciones necesarias superaban el valor real del producto.

Este nuevo avión 757-256 cuenta con capacidad para cuarenta pasajeros, un dormitorio principal y otros dos dormitorios de visitas que se pueden modificar como una sala de reuniones. Dispone de una suite electrónica moderna y con elementos de navegación de última ratio.

Recordemos que, por el alquiler de aeronaves o asientos en primera línea para el traslado del presidente, se han abonado casi cinco millones de dólares durante la presente administración.  Del mismo modo, la manutención del Tango 01, inactivo en la Base Aérea de El Palomar, cuesta unos doscientos mil dólares anuales.

Extraña que se vuelva a intentar con una aeronave propulsada por motores Rolls Royce RB211-535E4 que ya tuvieron numerosos inconvenientes en su vida operativa en el país y para los cuales, no existe ningún servicio de mantenimiento de primera categoría. Según los especialistas, solo existen quince Boeing 757 privados operativos, incluso el de Donald Trump, casi todos con motores Pratt & Whitney, Pero, parece que el único que llena los requisitos es este de C&L Aviation Group, una compañía que pertenecería a empresarios argentinos y con pocos antecedentes en la materia.

Desde la Casa Rosada destacan que la licitación es supervisada por la OACI lo que daría cierto margen de transparencia, aunque las tareas del organismo internacional es auditar los términos técnicos y operativos, no los comerciales.

Una vez más, el estamento político se maneja como si los fondos públicos fueron propios. En vez de elegir una aeronave que pudiera ser operada por la Fuerza Aérea en diversos modos, se toma a una maquina casi igual que el modelo que se corroe en una desolada plataforma militar, que ya no se produce más y que esta de salida del mercado aerocomercial.

Se podría haber elegido una aeronave más moderna y que al mismo tiempo fuera apta para cumplir funciones más amplias como reabastecimiento en vuelo o transporte de personal, algún muy simple con el cambo rápido de configuración. Recordemos que en el anterior Boeing 707 TC-91 que servía para Presidencia de la Nación pero operaba con la FAA, podía ser reconfigurado rápidamente para funciones VIP, en verdad se disponía de interiores VIP prearmados que  podían armarse rápidamente a requerimiento. Muchas naciones operan con jets militares que pueden transformarse aceleradamente para funciones de transporte de funcionarios y/o carga, ejemplos abundan como Brasil, Chile y otras naciones del continente. Se selecciona una aeronave que pasara buena parte de su tiempo en tierra, con una motorización complicada, representando una vez más, una pobre utilización de los medios asignados al estado nacional. (Luis Piñeiro)


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