Cambio de ciclo

Siempre pensamos en nuestro grupo editorial que Pedro Sánchez se mantendría como presidente del Gobierno durante toda la legislatura, consiguiendo apoyos a su minoría a cualquier precio, como así ha sido; y también que convocaría elecciones pocos meses antes de que concluyera, porque la situación se convertiría en insostenible y lo consideraría malo para sus intereses. Así ha sido: sin consultar más que a su círculo más allegado y ni siquiera a su partido, socios, ni mucho menos a la oposición, decidió la disolución el Congreso y el Senado y que los españoles voten el 23 de julio.

En la que seguramente será una de las semanas más calurosas de España y con una parte importante de los ciudadanos de vacaciones, que tendrán que elegir entre votar por correo, regresar a sus domicilios o abstenerse y con 1 de cada 59 ciudadanos obligados a estar en mesas electorales, aunque ya hubieran comprado sus vacaciones, es obvio que algo distorsiona el turismo de nuestros ciudadanos, pero eso no debe condicionar el resultado, si bien la abstención todo parece indicar que será superior y nadie sabe a quién beneficiará, si beneficia a alguien.

Aunque posiblemente suponga un cambio de ciclo político, esto tampoco se puede garantizar, pero, si no fuera así, parece estar claro que Pedro Sánchez sobrevivirá aún más hipotecado en sus políticas y alianzas, lo cual sería muy negativo para España, incluyendo socios que querrán poner trabas a la entrada de visitantes extranjeros y que los no residentes en determinadas zonas vean limitadas sus compras inmobiliarias, algo complicado por el hecho de que el poder regional pasa a ser del Partido Popular, lo cual radicalizará a la izquierda extrema más a Sánchez en sus decisiones y requerirá un apoyo superior de partidos manifiestamente separatistas.

Sánchez ha atacado a los millones votantes que le produjeron un fracaso en las elecciones municipales y autonómicas diciendo que son de extrema derecha o derecha extrema, lo cual no compartimos, pero sin hacer la más mínima autocrítica, ni reconocer que, con sus mismos plantea­mientos, él y sus socios son de extrema izquierda y de izquierda extrema, en un país que creemos que el pueblo está mucho más centrado que lo que rezan las diatribas políticas electorales del actual Gobierno.

Si hay cambio de ciclo, seguramente el nuevo Gobierno impulsará más todavía el turismo, pero los recortes que se vienen, sean cuales sean los nuevos gestores, posiblemente degradarán el decidido apoyo a la industria aeronáutica que durante la pandemia y después impulsó el Palacio de la Moncloa. Quizás habrá una nueva en la gobernanza de la principal empresa tecnológica nacional, Indra, cuyos cambios en el accionariado y en el Consejo de Administración, en varios casos polémicos, han sido impulsados por el Gobierno, aunque eso no quiere decir que nosotros y el mercado los hayamos visto como negativos. Esperamos una reducción del gasto estratégicamente definido y que el empleo público vuelva a cauces necesarios. No vienen tiempos fáciles y el 23 de julio se decidirá lo que el pueblo piensa y confiamos que ese pensamiento esté muy centrado.


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