Según la Policía Militar paulista, la droga iba a ser enviada por el sector de carga a Johannesburgo, Sudáfrica. El capitán Alexandre Guedes, portavoz de la corporación, declaró que los individuos fueron sorprendidos por guardias de seguridad en el lugar y huyeron hacia la zona boscosa dentro del aeropuerto, y que los traficantes utilizaron drones para monitorear la carga.
Un helicóptero del cuerpo policial registró la zona, y los delincuentes se habían dado a la fuga. Además, por la acción de los drones, se procedió al desvío de aeronaves, con el consiguiente retraso de decenas de vuelos.
Los vuelos fueron desviados a otros aeropuertos, como el de Viracopos en Campinas. Se estima que, entre aterrizajes y despegues, los impactos ascendieron a más de dos horas de interrupción durante la noche del miércoles.
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