El documento forma parte de la serie “250 years of US innovation” y se centra en cómo el avión pasó de ser una curiosidad tecnológica a convertirse en pieza central del transporte de pasajeros, el comercio mundial y la estrategia militar.
El texto recuerda que el Wright Flyer logró en 1903 un vuelo de 120 pies en 12 segundos con un aparato de 750 libras y un motor de gasolina de 12 caballos, sentando las bases de la aviación más pesada que el aire gracias a la mejora del perfil alar y al control en los ejes de cabeceo, guiñada y alabeo.
- Fuente: UBS
UBS subraya que el desarrollo de la aviación, al igual que el del ferrocarril, se apoyó desde el principio en la financiación y la contratación pública, con la Primera Guerra Mundial y, posteriormente, el servicio postal como primeros grandes clientes de la incipiente industria.
Según el informe, el número de pasajeros anuales en Estados Unidos ha crecido hasta unos 983 millones, que utilizan más de 19.000 aeropuertos públicos y privados en el país, impulsados por décadas de mejoras en alcance, velocidad, seguridad y fiabilidad de las aeronaves.
La historia que dibuja UBS combina innovación tecnológica e hitos regulatorios, como la Air Mail Act de 1925, que abrió el mercado del transporte de correo a operadores privados y proporcionó ingresos estables con los que invertir en aviones más avanzados e infraestructuras aeroportuarias.
El reporte destaca también cómo la reducción progresiva del coste por milla volada, gracias a fuselajes metálicos, diseños más aerodinámicos y motores más eficientes, permitió que modelos como el Douglas DC-3 hicieran rentable el transporte de pasajeros sin depender del correo.
Tras la Segunda Guerra Mundial, la introducción del reactor y el incremento de altitud de crucero acortaron los tiempos de vuelo y redujeron el consumo, mientras la apertura de nuevos aeropuertos y la mejora de la percepción de seguridad disparaban la demanda de viajes aéreos.
La desregulación del mercado estadounidense en 1978 eliminó el control gubernamental sobre tarifas y rutas, facilitando la aparición de compañías de bajo coste, una ola de quiebras y consolidación, y una democratización del transporte aéreo al abaratar los billetes para el público.
En la actualidad, el análisis señala que Boeing y Airbus forman prácticamente un duopolio en el segmento de los grandes aviones comerciales, con Embraer centrada en los reactores regionales y Comac tratando de abrirse camino con su C919 en el mercado chino.
UBS calcula que la cartera de pedidos de aeronaves comerciales superó las 15.000 unidades en 2024 y podría rebasar un valor de 1 billón de dólares, alrededor de 912.000 millones de euros al cambio aproximado, con perspectivas de crecimiento sostenido hasta, al menos, la década de 2040.
- Fuente: UBS
En su Commercial Market Outlook de 2025, Boeing anticipa que la flota mundial crecerá a un ritmo anual del 3,1%, con un tráfico de pasajeros avanzando un 4,2% al año, lo que exigirá 43.600 entregas de aviones, servicios por valor de 4,7 billones de dólares, cerca de 4,29 billones de euros, y cientos de miles de nuevos pilotos y técnicos.
El informe advierte, sin embargo, de que la oferta sigue condicionada por los problemas de la cadena de suministro y de calidad, así como por el impacto de accidentes de alto perfil y de la pandemia, que han ralentizado las entregas y obligado a las aerolíneas a prolongar la vida útil de sus flotas con mayores costes de mantenimiento.
En el terreno financiero, UBS recuerda que la aviación comercial es un negocio cíclico e intensivo en activos fijos, en el que la mayoría de grandes aerolíneas estadounidenses han pasado por procesos de quiebra, y donde los márgenes dependen de optimizar el ingreso por asiento y milla frente al coste por asiento y milla.
El documento destaca el papel de las aerolíneas de bajo coste, especialmente en Asia, y el peso creciente de ingresos complementarios como los derivados de acuerdos con tarjetas de crédito y servicios premium en la rentabilidad de los grandes operadores.
El análisis dedica un capítulo específico al componente militar, recordando que la Fuerza Aérea estadounidense sigue siendo un gran vector de innovación, con un presupuesto solicitado para el ejercicio fiscal 2026 de 249.000 millones de dólares, alrededor de 227.000 millones de euros, un 17% más que la petición para 2025.
Parte relevante de esos fondos se dirige a contratistas que desarrollan sistemas de combate avanzados, como el F-35, el bombardero B-21 y el futuro caza de sexta generación F-47, que integrará aeronaves no tripuladas colaborativas controladas por software de inteligencia artificial.
En materia medioambiental, el documento recuerda que la aviación representa en torno al 2,5% de las emisiones globales de CO2 y que la industria está incrementando el uso de combustibles sostenibles de aviación, con un consumo en Estados Unidos de 24,5 millones de galones en 2023 frente a 5 millones en 2021.
Compañías como Delta se han comprometido a adquirir 400 millones de galones de SAF al año, y American Airlines planea sustituir el 10% de su combustible convencional por estas alternativas en 2030. Mientras, en Europa se ha fijado una obligación de mezcla del 6% para esa fecha, pese al mayor coste y a la dependencia de materias primas como aceites de cocina o biomasa.
El informe señala también la carrera por mejorar la eficiencia de los motores mediante mayores relaciones de derivación o temperaturas de núcleo más altas, con propuestas como el concepto de hélice abierta RISE de CFM International, que aspira a reducir el consumo un 20%, frente a la apuesta por diseños más conservadores de otros fabricantes.
Otro de los vectores de cambio analizados es la movilidad aérea urbana, con múltiples proyectos de aeronaves eléctricas de despegue y aterrizaje vertical que podrían operar como taxis aéreos para enlaces urbanos, traslados a aeropuertos, misiones sanitarias y servicios corporativos con menor huella de carbono.
La Administración Federal de Aviación estadounidense ha creado una categoría específica de “powered lift” para estos aparatos eléctricos de hasta 12.500 libras y prevé contar con los primeros modelos certificados en el espacio aéreo antes de finales de 2028, lo que abriría un nuevo segmento de mercado.
UBS concluye que, dentro de una visión más amplia de la innovación en Estados Unidos, la aviación ha pasado del biplano ligero de los Wright a los taxis aéreos eléctricos y autónomos, y que seguirá transformando el transporte, la economía y la defensa en las próximas décadas.




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