La FAA decidió dar este paso adelante porque confiaba en que podría hacerlo de forma segura. La reanudación de la delegación limitada a Boeing, a través del programa ODA (Organization Designation Authorization), permitirá a los inspectores de la FAA centrarse en otras tareas, como la observación de las etapas críticas de ensamblaje, el examen de tendencias, la garantía de que los mecánicos de Boeing realizan el trabajo según los requisitos de diseño e ingeniería aprobados, etc.
La FAA reforzó la supervisión de Boeing en 2019 tras 2 accidentes de 737-8 y comenzó a exigir que cada avión nuevo fuera inspeccionado únicamente por inspectores de la agencia, tras la preocupación por la presión ejercida sobre los empleados de Boeing para producir y entregar aviones a un ritmo acelerado. Posteriormente, revocó la misma autoridad para la línea de 787 que se fabrica en Carolina del Sur (los MAX se construyen en Renton). El regulador ha impuesto otras medidas de precaución a lo largo de los años, como un límite de producción para la familia MAX, que actualmente está fijado en 38 aviones al mes, pero se está negociando un posible aumento a 42.
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