Catorce años después de su fundación en Little Rock, FedEx apostó por desarrollar rutas aéreas entre Estados Unidos y las principales ciudades de Europa Occidental. Esta iniciativa no sólo permitió el transporte rápido y fiable de paquetes, sino que facilitó el crecimiento del comercio global, eliminando paulatinamente la dependencia de tecnologías como el fax y favoreciendo la llegada de ordenadores y el transporte aéreo de productos tan variados como farmacéuticos, piezas de maquinaria o alimentos perecederos.
En sus orígenes, FedEx manejaba apenas 186 paquetes al día, conectando sólo 25 ciudades estadounidenses con la ayuda de 389 empleados. Cuatro décadas después, la compañía gestiona más de 17 millones de envíos diarios y cuenta con una plantilla global de más de 500.000 personas. Actualmente, FedEx conecta más de 220 países y territorios, consolidando su papel central en la logística global.
FedEx Boeing 727-233F estacionado en Bruselas antes de partir para Newark. Foto: Guy Visele
La presencia operativa de FedEx en Europa también ha evolucionado: hoy dispone de dos hubs aéreos principales y 27 centros terrestres que enlazan diariamente 45 países, procesando unos 2 millones de paquetes al día en más de 550 estaciones de recogida y entrega europeas. Una de las grandes ventajas para sus clientes es la posibilidad de conectar el 90% de Europa con la mayoría de los destinos comerciales en EE. UU. mediante servicios exprés al día siguiente, una capacidad especialmente valiosa para el creciente comercio electrónico europeo, que combina envíos de fecha definida, precios ajustados y servicios regionales dedicados en 22 países.
Según Wouter Roels, presidente regional de FedEx Europa, la misión de la compañía sigue siendo dar certidumbre en un entorno global cambiante y facilitar la innovación constante en las cadenas de suministro.
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