Estas cifras representan apenas un 0,6 % del consumo global de queroseno en 2025 y un 0,8 % en 2026, lo que demuestra, según la IATA, que la industria no está logrando aumentar la oferta al ritmo necesario para cumplir con los objetivos de descarbonización.
El coste adicional derivado del uso de SAF alcanzará en 2025 unos 3.600 millones de dólares, equivalentes a unos 3.300 millones de euros, lo que presiona aún más a las aerolíneas en un contexto de márgenes ajustados y competencia creciente.
Willie Walsh, director general de la IATA, señaló que las políticas mal diseñadas y los mandatos impuestos en Europa y el Reino Unido han frenado el progreso del sector emergente del SAF, encareciendo los precios sin garantizar un aumento de la producción.
En Europa, el reglamento ReFuelEU Aviation ha elevado los costes en un escenario de limitada capacidad y cadenas de suministro poco competitivas. Según la IATA, las aerolíneas pagan hasta cinco veces más que por el combustible fósil y el doble del precio medio del SAF, sin garantías de suministro constante.
El mandato británico también ha provocado subidas de precios abruptas, con las aerolíneas asumiendo el impacto económico. En 2025, el sobrecoste global asociado al SAF ascendió a 2.900 millones de dólares, de los cuales 1.400 millones correspondieron al diferencial estándar frente al queroseno convencional.
Para Walsh, la fragmentación normativa europea está distorsionando el mercado, ralentizando la inversión y obstaculizando el crecimiento industrial. Aunque la Comisión Europea ha anunciado la STIP (Strategic Technologies for Europe Platform) —una iniciativa de la Comisión Europea, presentada en 2023, destinada a fortalecer la autonomía tecnológica e industrial del continente— la IATA considera que sigue faltando un calendario concreto y medidas de acción inmediatas.
La asociación advirtió además de que muchos operadores que se comprometieron a alcanzar un 10 % de uso de SAF en 2030 deberán revisar sus metas por falta de disponibilidad suficiente de este tipo de combustible.
Con el horizonte de los mandatos sobre e-SAF en Reino Unido (2028) y la Unión Europea (2030), la IATA alertó de que repetir errores pasados sería catastrófico. El coste del e-SAF podría ser hasta doce veces superior al del combustible tradicional, y los costes de cumplimiento en Europa podrían superar los 29.000 millones de euros en 2032 si no se modifican las políticas actuales.
Marie Owens Thomsen, vicepresidenta sénior de Sostenibilidad y economista jefe de la IATA, subrayó que los bajos volúmenes de producción demuestran el fracaso regulatorio. Reclamó incentivos efectivos para garantizar la viabilidad a largo plazo del SAF y evitar los errores cometidos con los mandatos actuales.



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