La crisis se desencadenó a las 12:30 horas del 28 de abril debido a una interrupción generalizada del suministro eléctrico que impactó en amplias zonas de España, Portugal y el sur de Francia, dejando fuera de servicio infraestructuras críticas para la gestión del tráfico aéreo. Pese a la gravedad de la situación, Enaire logró garantizar la seguridad y continuidad de las operaciones aéreas gracias a su sistema de contingencia ante fallos energéticos y a la activación inmediata del Comité de Crisis.
Los centros de control afectados aseguraron el funcionamiento de sus sistemas apoyándose en generadores propios, con autonomía para operar durante al menos cuatro días, lo que permitió mantener la energía necesaria hasta reestablecer el suministro externo. Sin embargo, la provisión de enlace de datos y comunicaciones – facilitada por operadores como Telefónica y Evolutio – acusó el impacto del apagón, afectando temporalmente la comunicación entre controladores y pilotos, si bien el sistema de gestión priorizó siempre la seguridad sobre la capacidad.
Durante la incidencia, Enaire adoptó medidas de gestión de tráfico aéreo en coordinación con Eurocontrol, Aena y las aerolíneas, aplicando regulaciones temporales y restricciones preventivas en algunos sectores para distribuir los flujos de tráfico de forma segura y mitigar demoras. La monitorización en tiempo real de las incidencias por parte del Comité de Crisis fue fundamental para minimizar los efectos en la red aérea y mantener informados a todos los actores implicados.
La recuperación completa de los servicios garantiza, una vez más, la capacidad del especialista español en navegación aérea para responder a escenarios críticos y restablecer la normalidad operacional en plazos mínimos, asegurando tanto la movilidad como la seguridad en el espacio aéreo español.
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