Durante una rueda de prensa en el hall del Departamento de Transporte, Duffy expresó su preocupación por la baja asistencia de los controladores aéreos, quienes, al igual que otros empleados federales, no están recibiendo su salario debido al estancamiento presupuestario en el Congreso. “Estamos llegando a un punto crítico. Si no se presentan suficientes controladores, no tendremos otra opción que cerrar sectores del espacio aéreo por razones de seguridad”, afirmó el secretario.
La situación se ha agravado desde que el Gobierno Federal cerró parcialmente el pasado 1 de octubre, al no lograrse un acuerdo entre Demócratas y Republicanos en el Congreso para aprobar el presupuesto fiscal. Desde entonces, miles de empleados de la Administración Federal de Aviación (FAA) y de la Administración de Seguridad en el Transporte (TSA) han estado trabajando sin remuneración, lo que ha generado ausentismo, retrasos y una creciente tensión operativa en los principales aeropuertos de Estados Unidos.
Según datos del Departamento de Transporte, más del 20% de los controladores asignados a los centros de tráfico aéreo de las ciudades de Nueva York, Atlanta y Chicago no se presentaron a trabajar el pasado lunes, lo que obligó a reducir la capacidad operativa en esos sectores. Las aerolíneas ya han comenzado a reportar demoras de más de cuatro horas en vuelos domésticos y hasta 8 horas en vuelos internacionales, además de cancelaciones, especialmente en vuelos domésticos.
La Asociación Nacional de Controladores de Tráfico Aéreo (NATCA) ha respaldado las declaraciones de Duffy, señalando que la presión psicológica y financiera sobre sus miembros es insostenible. “Nuestros profesionales están comprometidos con la seguridad, pero no pueden seguir trabajando indefinidamente sin salario ni certezas”, declaró un portavoz del sindicato.
El impacto de un eventual cierre parcial del espacio aéreo estadounidense tendría consecuencias globales. Estados Unidos gestiona uno de los sistemas de navegación aérea más complejos y transitados del mundo, y cualquier interrupción afectaría no solo a vuelos nacionales, sino también a rutas internacionales que cruzan su espacio aéreo.
Expertos en aviación advierten cuando son entrevistados por medios de comunicación estadounidenses, que, de no resolverse pronto el conflicto presupuestario, el sistema podría entrar en una fase crítica. “La aviación no puede operar sin controladores. Si se paraliza el sistema, se paraliza el país”, afirmó un analista del sector a ABC News.
Mientras tanto, el Congreso continúa sin llegar a un acuerdo. La incertidumbre se mantiene, y la industria aeronáutica observa con preocupación el desarrollo de una crisis que podría escalar en los próximos días.

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