Este reglamento obliga a los Estados miembros a diseñar y publicar los procedimientos PBN, que utilizan tecnología moderna para mejorar la seguridad, la capacidad, la eficiencia medioambiental y los costes del control del tráfico aéreo.
La aplicación de estos procedimientos facilita el trabajo de los controladores y pilotos, incrementa la capacidad del espacio aéreo y reduce los retrasos. También permite ofrecer guiado vertical, aumentando la conciencia situacional del piloto y la accesibilidad de los aeropuertos en condiciones de baja visibilidad.
Grecia no ha publicado los procedimientos PBN requeridos en 44 extremos de pista, un incumplimiento que debía haberse corregido antes de diciembre de 2020. Cada pista de aterrizaje tiene dos extremos, en función de la dirección desde la que opera cada vuelo.
Pese a los intercambios mantenidos con la Comisión, las respuestas de las autoridades griegas tras el requerimiento de abril de 2024 y el dictamen motivado de diciembre del mismo año no aportaron pruebas suficientes sobre la aplicación de las medidas correctoras.
Aunque el Ejecutivo comunitario reconoce los esfuerzos realizados, considera que el progreso sigue siendo insuficiente y, por ello, ha decidido elevar el caso al Tribunal de Justicia de la Unión Europea.
El objetivo del reglamento PBN es optimizar las rutas y maniobras de aproximación de los servicios de tránsito aéreo. Su implantación permite operaciones más seguras, sostenibles y eficientes, reforzando la accesibilidad aeroportuaria incluso en meteorología adversa.
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