Tenemos recientes contingencias graves en aeropuertos: a finales de julio se paralizaron todos los vuelos que salían del Reino Unido por un problema en el centro de control Swanswick; en marzo se cerró el aeropuerto de Heathrow durante 20 horas por un incendio junto al aeropuerto que lo dejó sin electricidad; en abril un apagón en España y Portugal puso a prueba todos los planes de contingencia aeroportuarios.
Ante este panorama, minimizar el impacto y la frecuencia de la inactividad tecnológica se ha convertido en una prioridad estratégica. En este contexto, especialistas como Nettaro contribuyen de forma esencial ayudando a operadores de aeropuertos y gestores de infraestructuras a implementar herramientas avanzadas de observabilidad predictiva, análisis y visualización de datos en tiempo real, e inteligencia artificial para la gestión y prevención de caídas del sistema. De este modo, no solo se mejora la eficiencia operativa, sino que se posibilita una respuesta más ágil ante posibles crisis, reduciendo tanto el daño económico como el reputacional.
El informe “The Hidden Costs of Downtime”, de 2024, ya destacó que la inactividad tecnológica genera consecuencias significativas en la aviación global, con un impacto de 400.000 millones de dólares anuales para las mayores compañías del mundo, equivalente al 9% de sus beneficios.
La pérdida directa de ingresos por estos fallos alcanza unos 49 millones de dólares por empresa año, mientras que la recuperación de dichos ingresos suele requerir unos 75 días de media tras el incidente. Además, estos episodios pueden ocasionar sanciones regulatorias de hasta 22 millones de dólares al año y penalizaciones contractuales por incumplimiento de acuerdos de nivel de servicio (SLA) que suman unos 16 millones de dólares. Otro efecto inmediato en los mercados es la caída media del 2,5% en el valor bursátil tras una sola incidencia de inactividad.
El origen de los fallos, según el informe, está repartido: un 56% se debe a incidentes de ciberseguridad, mientras que el 44% deriva de problemas en aplicaciones o infraestructuras. Más allá del daño económico, la reputación y la confianza del usuario se ven afectadas duramente, algo especialmente relevante en el contexto aeroportuario, donde incidentes recientes han dejado miles de viajeros varados en todo el mundo.
La inversión en tecnologías emergentes y la mejora de la resiliencia digital a través de consultoría e integración de soluciones personalizadas se perfila, según los datos y expertos consultados, como el camino más seguro para que el sector aéreo afronte los retos del presente y evite episodios de colapso como los vividos recientemente.
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