La nueva terminal del aeropuerto de Lima

Pasillos móviles de la nueva terminal de pasajeros del aeropuerto internacional de Lima/“Jorge Chávez”.
Pasillos móviles de la nueva terminal de pasajeros del aeropuerto internacional de Lima/“Jorge Chávez”.
La nueva terminal de pasajeros del aeropuerto internacional de Lima/“Jorge Chávez” aspira a constituirse en una obra emblemática y en el centro de distribución de tráfico (hub) de la región. Su inauguración cristaliza un proceso complejo, enraizado en la edificación que le precede. Sin embargo, los primeros días de operación han puesto en evidencia la necesidad de acciones correctivas inmediatas.

El actual Jorge Chávez se ubica en la Provincia Constitucional del Callao, colindante con el área metropolitana de la capital peruana, y fue en principio inaugurado el 29 de octubre de 1960 como Aeropuerto Internacional Lima/Callao. Contaba con edificios e instalaciones que no pretendían ser definitivas, razón por la cual cinco años más tarde se erigió una nueva terminal, que entró en servicio el 30 de diciembre de 1965. 

En dicha fecha, fue reinaugurado como Jorge Chávez en honor al aviador peruano que cruzara los Alpes por primera vez. Tras una inversión de 200 millones de soles, la infraestructura se jactaba de ser una de las más modernas de Iberoamérica. Con sus columnas enchapadas de mármol y accesos de puertas automáticas, se ufanaba de ser una mezcla de elegancia y modernidad para la época. Del edificio central se proyectaban 2 muelles con salas de embarque, uno para vuelos domésticos y otro para internacionales. 

Exterior de la terminal de pasajeros del aeropuerto internacional de Lima/“Jorge Chávez”.

Exterior de la terminal de pasajeros del aeropuerto internacional de Lima/“Jorge Chávez”.

No sólo era funcional y satisfacía las necesidades de tráfico durante sus décadas iniciales, sino que las enormes terrazas de observación permitían a viajeros y visitantes gozar de una espectacular vista panorámica de todas las operaciones aeronáuticas. Sin duda, el recinto no solo constituía una obra para facilitar el transporte aéreo, sino que también era una fuente de inspiración para quienes posteriormente incursionarían en el sector de transporte aéreo con aportes invalorables y significativos.

Por aquel entonces, la encargada de administrar la obra era la Corporación Peruana de Aeropuertos y Aviación Comercial (CORPAC), una entidad del Estado creada en 1943 para operar, equipar y conservar aeropuertos comerciales, ayudas a la navegación aérea y radiocomunicaciones aeronáuticas. Durante su administración fueron muy sutiles los cambios que se dieron a la estructura de la terminal. Al inicio de los años setenta los servicios de rampa se estatizaron y CORPAC también llegó a operarlos. Durante los años ochenta se amplió ligeramente la superficie del muelle internacional y se realizaron algunas mejoras. 

Asimismo, CORPAC habilitó nuevos mostradores para aerolíneas en la primera planta del sector Norte de la terminal. Pese a que, en términos generales, había cumplido debidamente con sus funciones, la idea de atraer inversiones y de fomentar mayor participación del sector privado cobró fuerza a fines del siglo XX.  Se tenía la expectativa de que las empresas pudieran gestionar los servicios de manera más eficiente, al estar enfocadas en la rentabilidad. El tráfico de pasajeros y carga se incrementaba y el aeropuerto precisaba capital para su expansión y modernización, que el Estado no se encontraba dispuesto a invertir.

Concesión al sector privado y cambios

En consonancia con la idea de captar inversiones y promover la participación del sector privado, el proceso de licitación de la terminal se inició en el año 2000. La “buena pro” se adjudicó en noviembre de dicho ejercicio al consorcio internacional denominado Lima Airport Partners (LAP), el cual estaba entonces integrado por 2 socios mayoritarios, Fraport (Frankfurt Airport Services Worldwide) y Bechtel Enterprise Services, y Cosapi como minoritario. 

Cinta de entrega de equipajes de la nueva terminal de pasajeros del aeropuerto internacional de Lima/“Jorge Chávez”.

Cinta de entrega de equipajes de la nueva terminal de pasajeros del aeropuerto internacional de Lima/“Jorge Chávez”.

Durante las más de dos décadas que LAP ha venido operando la terminal, experimentó cambios en su composición accionarial y actualmente Fraport detenta una participación mayoritaria, en tanto que International Finance Corporation es socio minoritario. El contrato de concesión a treinta años se firmó en agosto del año 2000 y la terminal fue oficialmente entregada en concesión el 14 de febrero del 2001, conllevando el compromiso de realizar mejoras significativas en infraestructura, así como en la calidad de los servicios aeroportuarios. 

Durante los primeros veinte años de su gestión, LAP realizó cambios significativos en la infraestructura y múltiples mejoras e innovaciones. Se edificó un nuevo espigón, que incrementó significativamente las posiciones de estacionamiento de aeronaves, se colocaron pasarelas telescópicas de acceso a las aeronaves, se habilitaron posiciones remotas anteriormente inexistentes, se adquirieron nuevos equipos para el traslado de pasajeros, se realizó el cambio de pisos, techos y decoración interior, entre múltiples otras innovaciones.

En el año 2020, LAP propuso al Estado peruano su proyecto de ampliación aeroportuaria, el cual contemplaba el uso de 2 terminales (la entonces existente y una nueva por construir), aunque finalmente se decidió por contar con una sola. Con una inversión superior a los 2.400 millones de dólares, la nueva terminal constituye uno de los eslabones del proyecto de ampliación. Las obras empezaron a ejecutarse en julio de 2020, con la construcción de la nueva torre de control y la infraestructura auxiliar. 

En 2022 se culminó la segunda pista de aterrizaje, paralela a la original, que junto a una flamante torre de control fueron inauguradas en abril de 2023. La nueva terminal de pasajeros inició operaciones el 1 de junio de 2026. El diseño se inspira en la figura del colibrí estilizado de las líneas de Nazca vista desde el aire y está integrada por 4 pisos y 1 sótano. El acceso principal para pasajeros está en el tercer piso, en donde se ubican los mostradores de aerolíneas, el control de seguridad y de migraciones.

Pasarelas telescópicas de acceso a aeronaves.

Pasarelas telescópicas de acceso a aeronaves.

En el segundo piso se sitúa el “Perú Plaza”, un centro comercial para pasajeros y público en general con numerosos locales comerciales y una variada oferta gastronómica. La primera planta constituye el área destinada para llegadas nacionales e internacionales, con las respectivas zonas de control de migraciones y retirada de equipajes. Las salas VIP y el salón de protocolo se ubican en el último piso del edificio, en tanto que el sótano alberga las áreas de operaciones propias del concesionario. 

La nueva terminal contará con 3 espigones destinados a vuelos domésticos, internacionales y ambos, con 67 puestos de estacionamiento de aeronaves entre los que tienen pasarela telescópica de acceso y los ubicados en posiciones remotas. Al comparar la terminal de 1965 con la flamante infraestructura, cabe establecer la variación porcentual aproximada de una serie de parámetros, a efectos de visualizar la magnitud de los cambios realizados.

ORAT y el proceso de transición

Una vez que la nueva infraestructura estuvo cercana al 100 por ciento, el concesionario implementó el proceso de preparación operativa y transición aeroportuaria ORAT (Operational Readiness and Transition), que involucró la realización de pruebas y evaluaciones de los equipos, sistemas y procedimientos para verificar que la operación sea eficiente y segura, incluyendo los respectivos simulacros con pasajeros y aeronaves. 

A tal efecto, y con el lema “Se parte de la historia”, LAP a inicios de 2024 convocó al público en general a sumarse al proceso ORAT como voluntarios. Los participantes simularon los procesos por los que atraviesan los pasajeros (facturación del equipaje, tránsito por seguridad, acceso a salas de espera, embarque y desembarque de aeronaves y retirada de maletas). Pese a haberse realizado el proceso ORAT, la fecha de inauguración fue postergada en sucesivas oportunidades.

Contractualmente, la nueva terminal debía de ser entregada lista el 30 de enero de 2025. Sin embargo, por iniciativa del concesionario, se contempló adelantar dicha fecha al 18 de diciembre de 2024. Pero ante ciertas discrepancias y por otros motivos, LAP decidió postergar la apertura. Sin embargo, como aún quedaban tareas pendientes, se acordó con el MTC (Ministerio de Transportes y Comunicaciones que la nueva fecha fuese el 30 de marzo. 

No obstante, a poco menos de dos semanas de cumplirse el plazo, el MTC convocó una conferencia de prensa para comunicar la suspensión indefinida de la apertura. Uno de los argumentos esgrimidos fue que un informe de OSINERGMIN (Organismo Supervisor de la Inversión en Energía y Minería) indicaba que aún quedaban pendientes las pruebas del sistema de control de fallas y fugas en el suministro de hidrocarburos. 

A su vez, el OSITRAN (Organismo Supervisor de la Inversión en Infraestructura de Transporte de Uso Público) subrayó la falta de integración de los sistemas en la edificación. Por su parte, la Dirección General de Aeronáutica Civil (DGAC) destacó la necesidad de realizar mayor número de pruebas en la plataforma de estacionamiento con aeronaves. Por tales y otros motivos, la autoridad decidió aun no otorgar a LAP el Certificado de Operaciones y Servicios Aeroportuarios. 

Así es el proyecto de la nueva terminal.

Así es el proyecto de la nueva terminal.

Tras superarse exitosamente las observaciones, a mediados de mayo se anunció que la fecha en la que se empezaría a operar sería el 1 de junio. Quince días antes se dio inicio a un proceso de “marcha blanca” por parte de las compañías que aceptaron realizar sus actividades en la nueva terminal. En el marco de esa iniciativa, Aerolíneas Argentinas fue la empresa que transportó los primeros pasajeros al flamante recinto aeroportuario. Otras, como Air Europa, Arajet y Volaris también se plegaron a realizar las operaciones preliminares allí.

La ceremonia formal de inauguración se llevó a cabo el viernes 30 de mayo, con la participación de la presidente de la República, el del Consejo de Ministros, el ministro de Transportes y Comunicaciones y el gerente general de LAP, entre otras autoridades. Durante la ceremonia se subrayó el hecho que la obra casi duplicará la capacidad de su predecesora y que proyectará al país hacia el liderazgo regional en materia de infraestructuras aeroportuarias.

Observaciones e inquietudes

La integridad del proyecto de ampliación no sólo involucra la participación de LAP, sino también a otros actores, como el MTC y ha sido objeto de ciertas observaciones e inquietudes que versan sobre aspectos tales como el de la accesibilidad y la conectividad.

• Vías de acceso: El día de inicio de operaciones subsistían dudas con respecto a lo idoneidad de las vías de acceso. El tema es competencia del MTC y despierta polémica por cuanto la antigua terminal (que tenía conectividad directa por una avenida principal) ya presentaba intensa congestión vehicular. Existe una mayor complejidad para acceder al nuevo recinto y se especulaba que el trayecto a recorrer tendría aún más acusado el problema del tráfico.

• Seguridad en el perímetro exterior del aeropuerto: Aun cuando no constituye competencia de LAP, comoquiera que el acceso al recinto aeroportuario bordea una zona considerada peligrosa por las estadísticas de ocurrencias delictivas, la seguridad para los pasajeros que se desplazan hacia y desde el aeropuerto fue cuestionada y resulta plausible que las autoridades competentes incrementen los niveles de vigilancia en el área. 

• Conectividad: Actualmente sólo existe una empresa de autobuses autorizada para operar en la nueva terminal. Opera con el nombre comercial de “Aerodirecto”, cuenta con más de 50 unidades y 5 rutas desde distintos puntos de Lima y Callao. Sin embargo, teniendo en cuenta el número estimado de usuarios que emplearían dicho medio por trabajo, para viajar o para recibir o despedir familiares, podría no dar abasto y ser insuficiente para el número de usuarios.

Más allá que la nueva terminal sea vista como una mera ampliación, LAP está implementando el concepto de “Ciudad aeropuerto”, que no sólo comprende a la terminal, pistas y torre de control, sino que, además, involucra todo un sistema comercial y de servicios donde se encontrarán incursos 2 edificios de hoteles, oficinas, áreas comerciales, centros de carga y logístico y otras actividades no aeronáuticas. Se determinará la necesidad de un desarrollo urbanístico, que será fuente de oportunidades y empleo. Este concepto procurará atraer emprendimientos para operar, considerando su posición geográfica estratégica.

Primeros días de operación

La verdadera magnitud del proyecto y la complejidad de su implementación quedaron en evidencia durante las dos primeras jornadas de su puesta en operación. La antigua terminal cesó sus actividades a las 23:59 del 31 de mayo y se suspendieron las operaciones aéreas hasta las 13:00 del 1 de junio, cuando se reiniciaron desde la nueva terminal. Durante las primeras horas todo parecía desarrollarse con normalidad, pero a medida que se sumaban los vuelos se presentaron fallas en el sistema de distribución del combustible. Con el incremento del número de operaciones, el problema cobró mayor fuerza durante la segunda jornada. 

Debido a que la presión de la red hidrante no habría sido lo suficiente como para abastecer simultáneamente gran número de aeronaves. varios vuelos tuvieron que ser demorados y unos 20 fueron cancelados. El problema afectó a más de 2.000 pasajeros, algunos de los cuales tuvieron que esperar horas a bordo de aeronaves para luego desembarcar sin poder viajar. Sin embargo, a primeras horas del tercer día de operaciones, LAP reportó que Exolum (a la cual se subcontrata la operación de combustible) había resuelto el problema mecánico y que el suministro se había reestablecido al 100 por ciento.

Otras dificultades se presentaron en el área de control de seguridad, donde largas filas de viajeros transitaban lentamente hacia sus respectivas puertas de embarque. Aparentemente, habría un problema de familiarización con los nuevos sistemas de tomógrafos por parte del personal. Las filas fueron también numerosas en el área de control de pasaportes. De hecho, la Superintendencia Nacional de Migraciones aún no cuenta con una oficina propia para tramitar la renovación o expedición de documentos en la nueva terminal y los pasajeros deben acudir a la antigua ante cualquier eventualidad. 

Por su parte, el INDECOPI (Instituto Nacional de Defensa de la Competencia y de la Protección de la Propiedad Intelectual) refirió haber recibido quejas de los usuarios por continuos cambios en las salas de embarque, lo que habría conllevado la desorientación de los pasajeros e incluso la pérdida de vuelos. Asimismo, la entidad reportó quejas por supuestas anomalías en el funcionamiento de las cintas de equipaje de vuelos nacionales e internacionales, lo cual estaría originando demoras. 

A pesar de las dificultades iniciales, la gran mayoría de vuelos pudieron realizarse durante los primeros tres días de operaciones Dada la complejidad de procesos existentes, toda infraestructura aeroportuaria nueva es susceptible de presentar fallas al inicio. En realidad, las perspectivas para un mayor desarrollo son innumerables y, tal como el mismo concesionario lo refiriera antaño, LAP parece estar procurando convertir al nuevo Jorge Chávez en el lugar donde despegan los sueños.


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