La misión incorpora un módulo de servicio integrado por Boeing que amplía la capacidad de carga útil del vehículo, permitiendo la experimentación en órbita de tecnologías como comunicaciones láser y un sensor cuántico de inercia destinado a operaciones de navegación en ausencia de GPS.
Michelle Parker, vicepresidenta de Boeing Space Mission Systems, destacó que el objetivo central es garantizar que el X-37B funcione como una plataforma de pruebas sumamente fiable y que el verdadero avance se produce durante las actividades metodológicas en órbita y el posterior análisis de los datos obtenidos.
Por su parte, el coronel Brian Chatman, comandante de la Space Launch Delta 45, enfatizó la importancia de una plataforma espacial recuperable como herramienta para acelerar la toma de decisiones y robustecer las arquitecturas operativas de la Fuerza Espacial, gracias a la agilidad que proporciona en la validación de nuevas capacidades en entornos disputados.
El X-37B es fruto de una colaboración público-privada liderada por la Oficina de Capacidades Rápidas de la Fuerza Aérea de EE.UU., con la supervisión de la Space Force y la participación de equipos de Boeing en California y Florida. Desde su primer vuelo en 2010, el vehículo ha completado siete misiones y pasado más de 4.200 días en el espacio, regresando siempre para tareas de inspección y mejoras.
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