Entre diciembre de 2024 y enero de 2025, en una zona montañosa de la ciudad de Hamada (prefectura de Shimane), NTT realizó pruebas con drones capaces de volar a 300 metros de altitud bajo tormentas reales. El sistema incluyó un dispositivo para medir campos eléctricos terrestres, un dron comercial modificado con una Jaula de Faraday, una jaula metálica conductora (capaz de resistir corrientes de hasta 150 kA, cinco veces más que un rayo promedio) y un cable conectado a tierra que, al activarse, modifica el campo eléctrico local para atraer descargas.
El 13 de diciembre de 2024, durante una tormenta, el equipo registró una tensión de más de 2.000 voltios entre el dron y el suelo. Esto provocó una descarga directa que derritió parcialmente la jaula protectora, pero el dron continuó operando con normalidad.
Tecnología tras el éxito
El sistema combina dos innovaciones clave. La primera es la jaula antirayos para drones, fabricada en metal, que redistribuye la corriente para proteger componentes críticos y minimiza interferencias electromagnéticas. La segunda es el método de activación por campo eléctrico, que utiliza un interruptor en tierra para generar un pico de voltaje que induce la descarga hacia el dron, desviándola de zonas vulnerables.
Esquema de funcionamiento del dron pararrayos de NTT y la representación de la posiblidad, aun no desarrollada, de almacenar la energía del rayo. Foto: Youtube de NTT
Akira Shimada, presidente y consejero delegado de NTT, destacó que esta tecnología no solo busca prevenir daños en infraestructuras críticas -como torres de telecomunicaciones o parques eólicos-, sino que también explora el almacenamiento de energía de los rayos. Los próximos pasos incluyen mejorar la precisión en la predicción de zonas de impacto, adaptar la tecnología a drones comerciales y desarrollar sistemas de captación energética.
Con ingresos anuales superiores a los 92.000 millones de dólares y una inversión en I+D de 3.600 millones, NTT reafirma su papel como especialista global en soluciones tecnológicas para desafíos ambientales. Este avance acerca la posibilidad de crear áreas urbanas e industriales inmunes a uno de los fenómenos naturales más destructivos.
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