Boeing frente a las exigencias de la Administración Federal de Aviación de Estados Unidos tras el accidente del 737 MAX-9

Hace apenas una semana, la Administración Federal de Aviación (FAA) de Estados Unidos ordenaba a Boeing que, en un plazo de 90 días, elaborara un plan de acción integral para abordar los problemas sistémicos de control de calidad, tras el evento de la pérdida en vuelo de un tapón de puerta en un avión de Alaska Airlines.

Esto se anunció durante un debate sobre seguridad en la sede de la FAA, donde el administrador de la agencia, Mike Whitaker, informó a los directivos de Boeing sobre la necesidad de desarrollar dicho plan para cumplir con los estándares de seguridad no negociables de la FAA. Whitaker señaló que Boeing debe comprometerse a realizar mejoras sustanciales y profundas, y que esto requerirá un esfuerzo continuo por parte de la dirección de la empresa.

Además, expresó la expectativa de que Boeing presente a la Administración Federal de Aviación un plan de acción completo en 90 días, que incorpore los resultados de la auditoría de la línea de producción de la FAA y los hallazgos del informe del panel de revisión de expertos.

Anunció requisitos para un riguroso proceso de inspección y mantenimiento antes de considerar cualquier paso adicional para volver a poner en servicio los Boeing 737-9 MAX. Todos los aviones 737-9 MAX con tapones en las puertas permanecerán en tierra hasta la revisión y aprobación final de un proceso de inspección y mantenimiento que satisfaga los requisitos de seguridad de la FAA. La seguridad determinará el cronograma para devolver estos aviones al servicio. La FAA está apoyando la investigación de la Junta Nacional de Seguridad en el Transporte sobre el vuelo 1282 de Alaska Airlines.

El 7 de marzo de 2024, se hizo público que la Junta Nacional de Seguridad en el Transporte (NTSB) de Estados Unidos también ha criticado a Boeing por no proporcionar toda la documentación solicitada y el acceso al personal relacionado con la retirada y reinstalación del "tapón de puerta" en un avión de Alaska Airlines. La presidenta de la NTSB, Jennifer Homendy, expresó su frustración durante una audiencia del Senado, afirmando que Boeing no había cooperado plenamente con la investigación del accidente del 737 MAX-9 ocurrido en enero. La senadora María Cantwell, presidenta del Comité, instó a Boeing a cooperar totalmente e inmediatamente, enviando una carta exigiendo la entrega de la información necesaria en 48 horas.

Tras la presión pública y la carta de Cantwell, Boeing finalmente reveló los nombres de los empleados del 737 MAX. La senadora Cantwell cuestionó la demora de Boeing en proporcionar esta información vital para la investigación y expresó su preocupación por el impacto en la seguridad del transporte aéreo. Subrayó la importancia de la cooperación total de Boeing para garantizar una investigación exhaustiva y justa del accidente.

Después de la audiencia, Cantwell envió una carta directa al director ejecutivo de Boeing, Dave Calhoun, exigiendo que la compañía cumpliera con la solicitud de la NTSB. En su carta, Cantwell instó al fabricante a proporcionar la documentación sobre la extracción y reinstalación del tapón de la puerta, así como los nombres de las personas asignadas al equipo relacionado. La senadora advirtió sobre las consecuencias de cualquier retraso en la entrega de esta información crucial.

La agencia Reuters informó que Boeing cumplió con el ultimátum de Cantwell y proporcionó la lista de empleados involucrados. Este desarrollo marcó un avance significativo en la cooperación entre Boeing y la NTSB, aunque destacó las tensiones entre la compañía y la agencia reguladora. El incidente resalta la importancia de la transparencia y la colaboración en las investigaciones de seguridad aérea para garantizar la confianza del público y mejorar la seguridad en la industria de la aviación.  (Alberto García)


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