Iberia retira todos sus A340



Luis Gallego, presidente de Iberia, ha confirmado por carta a sus empleados que las previsiones más pesimistas como consecuencia de la pandemia se han quedado cortas y que la crisis, la peor de la historia de la aviación, va a ser mucho más profunda y larga de lo inicialmente estimado y cambiará la estructura de la industria, considerando que la reducción de demanda se mantendrá durante varios años y no se recuperará el nivel de 2019 hasta 2023-24. Reconoce que la compañía en 2012 estaba en una situación crítica, perdiendo prácticamente 1 millón de euros al día, contando en aquel momento con una caja de 1.500 millones. Reconoce que hasta ahora la empresa ha invertido alrededor de 1.400 millones para llevar a cabo una profunda transformación, a la vez que puso en marcha un ambicioso plan para renovar la flota, permitiendo generar beneficios en los últimos años, lo que ha hecho posible su crecimiento y desarrollo.

Aunque en este caso ha partido de una mejor situación que la de muchos de sus competidores, la caja, de 1.100 millones a principios de año, ha ido disminuyendo desde el inicio de la crisis a un ritmo de casi 7 millones de euros al día, como consecuencia de la prácticamente nula entrada de ingresos y los elevados costes fijos. La empresa gestiona esta crisis atendiendo a tres horizontes temporales: el corto, el medio y el largo plazo. En el corto se trata de garantizar la supervivencia de Iberia preservando la caja, logrando liquidez, consiguiendo financiación y reduciendo los costes en todos los ámbitos. Iberia logró un crédito sindicado a través de los bancos y con la garantía del 80 por ciento ofrecida por el ICO (Instituto de Crédito Oficial) de 750 millones de euros. El medio tiene como principal objetivo adaptarse a un nivel de actividad sensiblemente más reducido, rebajando los costes fijos en proporción a la nueva realidad.

Como primera medida, se han retirado todos los Airbus A340-600; está retrasando la entrada de algunos A350 y A320neo y devolverá A319 y A320ceo al vencimiento de su arrendamiento, cuando antes tenía previsto mantenerlos en la flota. Gallego relata a los trabajadores que la  IATA (International Air Transport Association) prevé una caída de la demanda del 36 por ciento para el próximo año, por lo que la reducción actual de los costes en torno al 20 por ciento puede ser insuficiente. Como consecuencia de la merma de flota y de la imperiosa necesidad de reducir costes, ha comunicado a AENA que en un año (así lo requiere el contrato) abandonará el Hangar 3 de la AZI (Antigua Zona Industrial). La empresa trata que el ERTE de fuerza mayor, vigente desde abril, se extienda lo más posible en el sector del turismo y analiza el impacto económico de las nuevas cotizaciones a la Seguridad Social que está negociando el Gobierno con los agentes sociales para establecer las nuevas condiciones de su ERTE.

A largo plazo, se está comenzando a redefinir la estrategia para afrontar esta nueva realidad de la industria. La competencia tras la crisis será aún más difícil. Aerolíneas que ya estaban sin un futuro viable antes de la pandemia están siendo rescatadas con ayudas difícilmente justificables, que ponen en jaque el mercado europeo de libre competencia. Luis Gallego a finales de septiembre dejaré de estar al frente de Iberia y pasaré a ser el máximo responsable ejecutivo de su propietario, IAG (International Airlines Group), que también es el dueño de British Airways, Vueling, Aer Lingus, Iberia Express y Level, entre otras sociedades, sustituyendo a Willie Walsh, operación que estaba prevista antes y que también ha retrasado la pandemia.

Fotografía: Luis Gallego, presidente de Iberia.

Copyright © Grupo Edefa S.A. Prohibida la reproducción total o parcial de este artículo sin permiso y autorización previa por parte de la empresa editora.