La nueva fábrica de radares de Indra es una de las mayores de Europa



Indra ha reforzado su posición en el ámbito de la fabricación de radares con la inauguración de una fábrica única en España, en la que se producirán equipos destinados tanto a un uso civil como militar. La compañía ha concentrado en una única planta de 7.000 m2. la producción de todos esos sensores. Cerca de 200 profesionales, muchos de ellos con un nivel de experiencia difícil de encontrar en Europa, colaboran para cubrir todo el ciclo de producción, desde las tarjetas electrónicas al montaje propiamente dicho. La gran mayoría de estos radares de última generación serán destinados a la exportación.“La nueva fábrica de radares de Indra en San Fernando de Henares representa una clara apuesta de la compañía por el diseño y la producción de estos sistemas, en los cuales Indra es uno de los líderes mundiales, en gran medida gracias a su tecnología 3D de uso tanto civil como militar”, apunta Jorge Estévez, director de Operación de Transporte y Defensa de Indra.

La cartera de pedidos es extensa e incorpora las más avanzadas tecnologías de digitalización de proceso de señal (Digital Beam Forming) y mejoras en su flexibilidad operativa y su fiabilidad durante todo su ciclo de vida. Estévez hace énfasis en la competitividad y la innovación que caracterizan a la instalación: “la capacidad de esta planta permitirá absorber los crecimientos de ventas que prevemos para los próximos años en los mercados nacional e internacionales. Esta fábrica integra, desde los procesos de producción de placas electrónicas de alta complejidad hasta las pruebas finales y nos ha permitido introducir mejoras sustanciales en los procesos productivos, incorporando elementos de ‘lean manufacturing ‘y automatización”. Ninguna fábrica en España –y muy pocas en Europa- puede igualar, asegura Indra, la diversidad de radares con tecnología propia que exhibe la planta de San Fernando.

El inicio de la producción de radares en la compañía se remonta a la década de los ochenta. En la actualidad es considerada como un suministrador de referencia a nivel mundial, gracias a la producción propia de estos sensores de última generación. Las perspectivas de crecimiento de este sector son muy positivas. La compañía está presente en los cinco continentes, gracias a la superioridad tecnológica de radares como el MSSR para control de tráfico aéreo. Los radares y radioayudas se exportan a más de 60 países: desde Reino Unido hasta Australia, pasando por Suecia, Dinamarca, Uruguay, Ecuador, India, Tailandia, Azerbaiyán u Omán, entre otros. Los clientes de este mercado pertenecen tanto al ámbito civil como al militar, lo que ha permitido una trasferencia de tecnología de unos equipos a otros.

Es el caso del emblemático “Lanza 3D”, que, aunque originariamente nació para uso militar, hoy en día es muy demandado en el ámbito civil y próximamente dará un significativo salto tecnológico con la nueva generación de radares tácticos LTR-25. En el ámbito civil, la mayor parte tiene como principal misión una gestión óptima del tráfico aéreo y garantizar la seguridad de los viajeros que se desplazan en avión. Según el “EU Industrial R&D Investment Scoreboard”, que acaba de publicar la Comisión Europea, Indra es una de las empresas españolas y de su sector en Europa que más invierte en I+D+i, con 210 millones de euros y un 6,8 por ciento de las ventas dedicados a esta materia solo en 2018. En los últimos seis años ha invertido más de 1.100 millones de euros en I+D.

Además, cuenta con un modelo de innovación global y ha renovado recientemente las certificaciones de su modelo de gestión del I+D+i, según las normas de calidad española “UNE 166002: Gestión de la I+D+i” y europea, “CEN/TS 16555-1: Innovation Management System”, a través de Aenor. La nueva fábrica no es ajena a la transformación digital y cultural en la que está inmersa la compañía. Los profesionales de la nueva fábrica operan atendiendo a la filosofía “lean manufacturing”, que busca la excelencia gracias a la eliminación de procesos que no aportan valor y permite reducir al máximo los desperdicios, lo que se traduce en un menor uso de materias primas y otros materiales.

Fotografía: Indra inauguró una de las mayores fábricas de radares de Europa.

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